La Internet: posibilidades

La interconexión progresiva de redes locales de universidades, centros de investigación, organismos públicos y, recientemente, empresas privadas, ha producido esa telaraña mundial que llamamos Internet. Si nació en los Estados Unidos, hoy llega a muchos países. Si comenzó como un experimento, se desarrolló como un recurso para la investigación y la educación superior, hoy es vista como una infraestructura de comunicación básica comparable a la red telefónica o a la red de carreteras. La Internet nos ofrece hoy una idea de lo que podrían ser en el futuro las, por emplear la metáfora del año, "autopistas de la información". Pero, no se confundan, la Internet no tiene nada de autopista hoy en día, sobre todo en países como el nuestro.

Recientemente, parte de la Internet, que funcionaba con fondos gubernamentales, se ha "privatizado". Esto significa que sus usuarios (los centros de investigación, universidades, etc.) van a tener que pagar por su conexión a los grandes caminos de la red. Esto significa, también, que cualquiera puede conectarse a la Internet ya, que no es sólo para investigadores y científicos. Y las empresas han encontrado grandes ventajas en conectarse: la Internet es ahora, también, un espacio para los negocios y la comunicación comercial. Es tal el crecimiento del sector privado que está ya superando al público-científico en nodos conectados. Otro gran sector que ha aterrizado en la red es el de los organismos gubernamentales. Muchos ciudadanos utilizan la red. ¿Por qué no utilizarla para que puedan acceder a información y servicios públicos? La lista de oficinas y organismos norteamericanos que tienen servicios Internet y permiten el libre acceso de todo el mundo ocupa más de cien folios. En la Comunidad Valenciana, la Generalitat, a través de la Conselleria de Administración Pública, está haciendo sus pinitos en este tema, de modo pionero en nuestro país.

La Internet, pues, es una gigantesca red de redes, en la que no manda nadie y que interconecta varios millones de ordenadores de todo el mundo. Sus usuarios (varios millones de personas) pueden enviar y recibir mensajes, consultar bases de datos remotas desde su despacho o su casa, acceder a grandes cantidades de información multimedia (textos, sonido, imágenes, fragmentos de video, conjuntos estructurados de datos, etc.) y, en general, relacionarse entre sí instantáneamente formando una comunidad virtual.

Algunas personas se han sentido defraudadas cuando han entrado en contacto con la Internet. Yo creo que se debe a que tenían una idea equivocada, utilizaban metáforas erróneas y la asimilaban a, por ejemplo, una gran base de datos perfectamente organizada en la que está almacenada toda la información del mundo y en la que es posible encontrar lo que uno busca en pocos segundos. La Internet no debe confundirse con la información que viaja por ella, ni con una gigantesca base de datos, ni con otras metáforas que nos impidan ver el bosque: se trata de un recurso para la comunicación entre las personas. La Internet nos permite a los investigadores compartir información, conseguir documentos técnicos, difundir nuestro trabajo, buscar información en bases de datos conectadas a la red, etc. Es una herramienta de primera magnitud, especialmente para aquellos países que importan información científica o que tienen menos desarrollados los canales tradicionales (tienen menos bibliotecas científicas, por ejemplo). Pero en la Internet no está todo, ni mucho menos, ni lo que hay está demasiado bien organizado (no manda nadie), ni es tan fácil de utilizar para el neófito (aunque cada día lo es más).

Las posibilidades y limitaciones de la Internet devienen de sus propias características. También es necesario tener en cuenta que su situación actual está cambiando a una velocidad de vértigo. Pero, si tuviera que hacer un resumen telegráfico de posibilidades y limitaciones, asumiendo la evidente simplificación que este formato conlleva, destacaría las siguientes:

Como conclusión les diré que la Internet ofrece una creciente gama de posibilidades. Tal como están evolucionando los acontecimientos, quedarse fuera significará lo mismo que no tener teléfono. ¿Uds. conciben una universidad, un centro oficial, una empresa,... sin teléfono? Pues, eso es lo que pasará dentro de pocos años. Las regiones (en sentido europeo) que no inviertan en este tipo de infraestructuras se quedarán fuera de la corriente y marginadas de la nueva sociedad global de la información. Una nueva forma de marginación que tendrá consecuencias sobre todos los sectores sociales y productivos.

Finalmente, permítanme que lance una propuesta, un envite, más bien, a las autoridades públicas. ¿Cuál es el papel que deben jugar las autoridades públicas valencianas en el umbral de la sociedad de la información? Bien, ya ha pasado el momento de los pioneros y todos hemos leído ya el Informe Bangemann sobre Europa y la sociedad global de la información. Otras comunidades autónomas, entre las que puede citarse al País Vasco, Catalunya, Aragón o Canarias, han decidido actuar, invertir en este tipo de tecnologías como motor de generación de riqueza y asumir las comunicaciones digitales como una inversión en infraestructura. Mi posición personal sobre este tema es muy sencilla. Creo que en la Comunidad Valenciana es necesaria ahora mismo una red informática que una universidades, centros de investigación, empresas, organismos públicos y ciudadanos particulares y que les permita comunicarse entre sí y con todo el mundo. Dicha red, que debería ser financiada por los poderes públicos, sería una inversión que repercutiría en la competitividad de las empresas valencianas ante sus rivales, en la calidad y difusión de la docencia e investigación científica, en el aprovechamiento de recursos locales, en la vertebración de la sociedad civil e, incluso, en la imagen y calidad de los servicios que ofrece la Generalitat Valenciana a los ciudadanos sólo si los costes repercutidos en los usuarios estuviera al nivel de sus posibilidades reales. Hay ejemplos de iniciativas similares: el ayuntamiento de Milán, por poner un ejemplo cercano, ofrece servicios de correo electrónico a sus ciudadanos a precio simbólico. Esta red telemática valenciana, cuyo coste es muy bajo comparado con otras infraestructuras, uniría a los valencianos entre sí y al mundo, permitiendo el desarrollo de iniciativas empresariales, científicas y culturales y sacándonos de la "mediocridad telemática" actual que, en el marco europeo, es un obstáculo insalvable para participar de la futura sociedad global de la información. Tal vez esperar a que dicha iniciativa tenga rentabilidad política local inmediata nos haga perder definitivamente el tren de lo que en el Informe Bangemann se califica de "nueva revolución industrial".

Esto es todo. Muchas gracias por su atención. Gustosamente contestaré a todas su preguntas.


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